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SHELLEY, UN ROMÁNTICO INCOMPRENDIDO EN SU ÉPOCA



“Juro ser cuerdo, justo y libre mientras pueda.
Juro no hacerme cómplice, ni siquiera con mi silencio, de los egoístas y los poderosos.
Juro consagrar mi vida a la belleza”
(Percy Bysshe Shelley)



Percy Bysshe Shelley es uno de los poetas del segundo triunvirato del Romanticismo inglés de comienzos del siglo XIX. Este grupo fue conformado además por John Keats y Lord Byron, siendo éste último el más destacado. Shelley quiso expresar en su poesía el poder regenerador del placer y la alegría, y junto a sus contemporáneos imprimieron a la época una renovación en el espíritu literario de la sociedad europea.
Shelley, como escritor romántico, se inclina por los temas concernientes al ser; como la soledad, la alegría, la tristeza, el hastío por la vida, el rechazo a la sociedad de la época y al movimiento neoclásico. Inicia sus manifestaciones de librepensador con un panfleto que titula “The Necessity of Atheism”, el cual le acarrearía la expulsión de Oxford. En dicho panfleto cuestiona no la existencia de Dios, sino la imposibilidad de su argumentación racional.
Se pretende demostrar en el presente ensayo que la interpretación filosófico-platónica propia de Shelley tiene una gran influencia en su producción poética, además de las condiciones inherentes a la época y al movimiento romántico en sí. Shelley no era filósofo; era un poeta y, por lo tanto, su interpretación y la simbología de su producción literaria se encamina hacia la belleza poética.
Para realizar un acercamiento al mundo de Shelley y la creación de su microcosmos metafísico, reafirmado en el hecho de su producción interpretativa a partir de las propias traducciones de los diálogos de Platón, se toman apartados descritos en el libro “El platonismo romántico de Shelley” de la escritora peruana, ya fallecida, Patricia Cruzalegui Sotelo, y del libro “The poetry of Percy Bysshe Shelley”, entre otros referentes.
Shelley inicialmente recibe una educación basada en el materialismo de la Escuela Francesa, pero gradualmente va cambiando su pensamiento materialista por el idealismo de Berkeley, quien aseguraba que la materia no existe independientemente de la mente. Este pensamiento se ve reforzado por la vuelta al platonismo que destaca los conceptos de inspiración, libertad, creatividad y epifanía.
Platón se convierte en una de las más importantes influencias en la obra de Shelley. La primera lectura la hace hacia 1808 con el profesor de física James Lind, su primer guía espiritual, con quien aprende varias lenguas modernas, y además descubre la obra de William Godwin; quien también es significativo en su formación y de quien se declara discípulo. Posteriormente, influenciado por Tomas L. Peacock, realiza una lectura más profunda de los diálogos de Platón en su idioma original.
Pero dichas lecturas no estaban asesoradas por la academia, refiriéndonos a Oxford, pues sus académicos veían con reserva al autor griego. Las traducciones de las que Shelley se sirvió anteriormente a su propia lectura y traducción, estaban permeadas por un neoplatonismo cristiano al cal se aferraron los románticos. La interpretación que hace Shelley de Platón resulta ser muy intuitiva por lo que algunos críticos le han llamado “sus propias y desorganizadas concepciones”.
Shelley se dedicó a leer y traducir los diálogos, y sus poemas son reacciones a esos textos. Según Patricia Cruzalegui Sotelo 1, como resultado del ejercicio filosófico unido a las influencias culturales y ambientales de la época y su propia inclinación, el platonismo poético de Shelley admite una realidad objetiva y subjetiva, al mismo tiempo que revela la luminosidad del poeta inspirado en Platón, y el acto de creación como imitación de arquetipos, mas no de sus reflejos.
Shelley consideraba a Platón como un poeta por el esplendor de sus imágenes y la musicalidad de las palabras, pero dicha consideración errónea es explicada por Rafael Ramis Barceló 2, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, como la pretensión de enmendar a Platón más que la ineptitud de Shelley al hacer su interpretación.
Es también un hecho relevante que la expulsión de Shelley, a raíz de la divulgación del panfleto sobre la necesidad del ateísmo, recrudece los desacuerdos del poeta en cuanto a las críticas hacia el conservadurismo literario académico para desbordarse en la libre interpretación y una producción estética inusual.
En la época del Romanticismo que le toca vivir a Shelley, la libertad se constituye en una de las más importantes prioridades de los poetas ingleses. Cómo no entender la independencia en la interpretación que hace este poeta en sus estudios filosóficos y cómo no darle validez a sus propuestas poéticas, si sabemos que toda producción siempre está permeada por otros autores y una ligera o mayor variación según el pensamiento de cada escritor.
Cruzalegui cita a Novalis al mencionar una de sus frases: “la filosofía es en realidad nostalgia, afán de encontrarse en todas partes como en casa” 3. Lo anterior, para manifestar que es en ese sentido por el cual los poetas del romanticismo son filósofos. Encontrarse con la naturaleza y sentirse parte de ese paisaje, amoldar los sentimientos al paisaje y convertirse en un solo ser amalgamado es fundamental en la existencia y la expresión de los románticos; la materia y la esencia del ser están unidos en armonía.
La tendencia de los románticos como Shelley se apoyaba en el fluir de la espontaneidad, una creación poética asumida como inspirada por lo divino, una fluidez del profundo subconsciente que no admite mayor raciocinio como sí lo indicaba la tendencia neoclasicista a la cual se oponían los románticos.
La naturaleza y su relación con el ser marcaban la pauta en la búsqueda de modelos para la creación.
Para Shelley, uno de estos modelos poéticos que le servía de inspiración era el cantar espontáneo e intuitivo de la alondra en su alto vuelo, más allá de las nubes, que la hace ver como sin cuerpo, flotando en lo eterno; Murray Cohen lo describe así en su libro The poetry of Percy Bysshe Shelley: “The skylark sings spontaneously and intuitively, and is therefore a kind of poetic model or ideal for Shelle, the bird is also free of the gross earth, as it flies beyond the clouds and verges, in Shelley´s poetic imagination, on the eternal” 4.
Mary Shelley 5, responsable de que conozcamos la obra poética de su esposo, escribe en el prefacio de la primera colección completa de los poemas de Shelley, que él fue víctima de un sentimiento inspirado como reacción a la Revolución Francesa. Él creía firmemente en la justicia y en la excelencia de sus pensamientos; por tal motivo no se debía extrañar su naturaleza, su sensibilidad y su generosidad en el intento de aliviar a los demás de los males que él mismo sufrió. Así mismo, observa que su juventud y su pronta muerte a los 29 años no le dieron la virtud y la calma que ofrece la madurez, y que su poética debe ser mirada desde la impetuosidad de su juventud.
Shelley no era un filósofo, era un poeta, justifica su mirada hacia Platón desde la belleza y la musicalidad de su obra. Por lo tanto, su interpretación más que filosófica es poética y el uso que le da es ajustado a sus necesidades estilísticas, en virtud de imponer su originalidad y libertad expresiva.
La libertad, que comienza a ser protagonista política y socialmente a raíz de los hechos históricos de la época, juega un papel muy importante en la manifestación del ser de los románticos, contribuye a la individualidad y a una exagerada exaltación de la personalidad que desborda el yo interior. Shelley impone su libertad de interpretación como una forma de conocimiento permeado por la intuición, los sentimientos, la imaginación y un impulso ciego de actos desprovistos de racionalidad.
A pesar de la libertad manifiesta de los románticos, resulta difícil para ellos su estilo de vida, puesto que ese pensamiento lleva consigo un aislamiento y un sino trágico, que apaga sus vidas de forma inesperada y a veces violenta. Shelley ha sido el más romántico de los platónicos porque fue él quien impulsó una transfiguración filosófica al servicio de la poesía.
La subjetividad está a la orden de los poetas románticos y la abstracción es el pincel que delinea los paisajes meditabundos que salen a flote sorpresivamente de los cántaros delgados de sus plumas. Un poeta como Shelley no podía menos que desbordarse natural y despreocupadamente, obedeciendo a sus preceptos de vida como así lo había prometido: ser justo, libre y consagrar su vida a la belleza que él pensaba conocer.

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Citas
1. Cruzalegui Sotelo Patricia. El platonismo romántico de Shelley. Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial 2001. p.56
2. Ramis Barceló Rafael. La Defensa del Ión en Platón en A defense of poetry de Shelley. Madrid: Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. 2007. Fuente internet: http://www.ucm.es/info/especulo/numero37/ionshel.html
3. Ibid. Cruzalegui Sotelo Patricia. El platonismo romántico de Shelley. Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial 2001
4. Murray Cohen. The poetry of Percy Bysshe Shelley. New York: Departament of English State University of New York. Monarch Press. 1965
5. Hutchinson Thomas. The complete poetical works of Percy Bysshe Shelley. Editor of the Oxford Wordsworth. 1914. Fuente internet: ebooks.adelaide.edu.au/s/shelley/.../preface2.html



BIBLIOGRAFÍA
Cohen Murray. The poetry of Percy Bysshe Shelley. New York: Department of English State University of New York. Monarch Press. 1965
Cruzalegui Sotelo Patricia. El platonismo romántico de Shelley. Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial 2001
Hutchinson Thomas. The complete poetical works of Percy Bysshe Shelley. Editor of the Oxford Wordsworth. 1914. Fuente internet: ebooks.adelaide.edu.au/s/shelley/.../preface2.html
Ramis Barceló Rafael. La Defensa del Ión en Platón en A defense of poetry de Shelley. Madrid: Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. 2007.Fuente internet: http://www.ucm.es/info/especulo/numero37/ionshel.html

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